jueves, 4 de octubre de 2012

Capitulo 3~

Llegué a casa, subí a mi habitación. Tenía la necesidad de hablar con mi mejor amiga, Amy. Cogí el portátil y empecé a escribirle un e-mail:

“ Hoooolaaaa J ¿Qué tal?  Yo estoy bien, pero te hecho tanto de menos, no tengo a quien darle un achuchón todos los días por la mañana.
¿Te acuerdas del sueño que te conté, que tenía todos los días? Pues, creo  que está en el instituto, no estoy muy segura, pero cuando veo sus ojos verdosos, tengo la sensación de que lo conocía de antes. Es todo un lío, un lío de sentimiento. Por otra parte conocía a un chico majísimo.
Hasta pronto,
Te Quiero Mucho.”

Estábamos en invierno, llovía con intensidad. Me acerqué a la venta, observé como las gotas de lluvia resbalaban por mi ventana. Me puse los auriculares y desconecté de ese mundo. Me estaba refugiando en mis canciones, nadie las conocía, solo yo. Me pase horas escuchando música. Ya era de noche, y aun tenía los deberes sin hacer. Mi madre me llamó para cenar. Observaba la comida mientras jugueteaba con ella, no tenía hambre.

“Me había sentado muy mal lo que me había hecho. Aceleré el paso, no quería que me alcanzara. Miré hacia atrás, no estaba, se había ido. Me giré bruscamente, y ahí estaba el, delante de mí. Me agarro por los hombros.
-Shelly, escúchame. Lo que menos quiero en esta vida es hacerte daño, pero no lo puedo evitar. Si sigues a mi lado, te haré mucho daño y te arrancaran de mis brazos.
-¿Qué no quieres hacerme daño?  Yo creo que ya es algo tarde-dije mientras  le apartaba sus manos de mis hombros, él se apartó y yo seguí mi camino.
-¡No lo entiendes!-gritó, pero ignoré sus palabras mientras las lágrimas de deslizaban por mi rostro. “

Sonó el despertador. De mis ojos asomaban unas lágrimas intentando salir. Me froté los ojos, no quería derramar esas lágrimas, aunque lo necesitase.  Me quedé acostada en la cama unos minutos más, sin dejar de pensar  ese sueño. ¿Había discutido con el chico de mi vida?

Mis tripas rugían, pero no quería comer nada. Me subí al bus y me senté al fondo, no había nadie y eso me encantaba. En el instituto, como siempre me marginaba junto a la pista de baloncesto. Y aunque parezca mentira, ya había gente jugando al fútbol a primera hora de la mañana. Me estaba muriendo de frío, no paraba de temblar.

-Hola chica sin nombre-dijo Gael con una sonrisa-Por lo que veo, he descubierto tu escondite

-Hola-intentando sacar una leve sonrisa-Si, este es mi escondite. Aquí me refugio cuando quiero desconectar del mundo.

-¿Qué te pasó? No me gusta tu cara…

-Nada…Simplemente no he dormido bien-estaba temblando, y Gael se había dado de cuenta .Se quitó la chaqueta y me la puso por los hombros- ¿Tú no tienes frío?

-No, tranquila estoy bien-se sentó a mi lado-Todavía no me has dicho como te llamas.
-Lo sé-dije con una leve sonrisa- Tendrás que averiguarlo.

-Que malas eres-dijo mientras me daba un empujoncito.

-Venga, vámonos a clase, que ya tocó la sirena-él se levantó rápidamente y me tendió la mano, lo observé unos segundos y acerqué mi mano, me la agarró y me ayudó a levantarme-Gracias.

Entramos en la clase de mate y le devolví la chaqueta. Al fondo, estaba sentado él, con sus ojos verdes. Me miró fijamente unos segundos, tenía la mirada tan penetrante y tan misteriosa, que me entró un escalofrío.

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